es la que dicen "de uno",
pero el siempre inoportuno
mensajito de "entienda",
no resulta ser enmienda
por mucho que se quiera,
porque es cruel la mensajera
que visita tus oídos,
y hasta el ego más crecido
se derrumba ante la espera.
No hay luz nueva en estos días
que no tenga aún tu tez,
no hay un antes y un después,
y no hay nuevas compañías,
no hay rescate, ni un mesías
de este duelo redentor,
no hay tampoco un salvador
que me guíe con palabras,
no hay recuerdo que no abra
sin envolverme en tu olor.
He entrenado para esto,
he librado mil batallas,
he aguantado la metralla,
el dolor de ser honesto,
he peleado por mi puesto;
pero el miedo me domina
sin saber si se destina
el amor para el futuro,
y es que, al fin, no estoy seguro
de qué cubre la neblina.
Me defiendo con ahínco
de los más fieros ataques,
yo peleo, aunque machaques
mis abrazos en un brinco,
yo me planto, yo me afinco;
mas sucede que, al final,
la batalla es desigual
y no vale ni un consejo
cuando se vuelve el espejo
tu enemigo más mortal.
Me debato con la vida
cada minuto que pasa,
tanta fuerza que rebasa
mi pausa tan contenida,
me peleo en la jodida
realidad de no encontrarte...
Pelearía en cualquier parte
de no ser que la pelea
es que mi alma desea
salir corriendo y amarte.
08/05/2021