Hace un año, querido Moneco, hace un año que
"no estás" por aquí, caminando con nosotros. Hace un año que te
pienso y sigo sin saber por qué el mundo no se dio cuenta la falta que ibas a
hacer... Y tengo que darte, aunque las fuerzas para escribir no sean tantas, un
saludito.
Yo de verdad no entiendo cómo es que he
resuelto un par de problemas sin vos por acá. Imaginate, DonRo, que he tenido
unas vueltas con mujeres...Jajaja, que seguramente vos entenderías o te
inventarías alguna historia para hacerme entender algo, lo que fuera, como que
uno no puede llorar por una mujer, que no siá güevón, o algo así.
¿Y por un hombre, mono? ¿Se puede llorar por
un hombre? ¿Puedo llorarte a vos que me hacés tanta falta?
Sabés que antier, un año después de vernos,
tuvimos el Gran Concierto, salió lo más de bonito, mucha gente, muchísima.
Menos Mal No Estuviste.
Imaginate que estoy dando clases, las clases
que me diste, las clases que me enseñaste a dar (claramente no las doy tan bien
como vos, porque es realmente imposible), la clase de lectura está saliendo tan
bacana, estoy muy contento de estar ahí, enseñando. ¡Quiero ser profe de Taller
Central de Grecia! Estoy estudiando mucho, leyendo y leyendo para estar listo
cuando sea el momento. Grecia es Grecia por vos, Mono, por ese Edipo. Gracias
por enseñarme a leer, gracias por enseñarme a amar enseñar.
No te miento, Rodrigo, te extraño con una
fuerza cada día más intensa. Siento que te necesito, quiero preguntarte muchas
cosas de poesía, de teatro, de la vida. Quiero que estés acá, de verdad lo
quiero. Me muero de las ganas de hablarte unos minutos, de explicarte cuánto
agradezco Recordando con Ira, cuánto agradezco a Jimmy, a tu Jimmy, al Jimmy
que construiste. Y entonces me entran estas ganas tan hijueputas de abrazarte y
de llorar. Y de que me hablés (no me vas a espantar pues, pero sí). Hablame de
lo que sea, con tal de escuchar tu voz, tan calmante.
Te extraño, no me gusta sentarme en tus
sillas, ni en la de tu oficina ni en la del rinconcito del patio. Me da una cosita cuando paso por tu oficina y veo toda esa gente ahí metida como
si fueran quién sabe qué... sentándose en tu silla como si tuvieran culo pa'
llenarla.
Tengo tu fotico, la que nos regalaron a todos,
la que es en blanco y negro. Si me vieras como un güevón hablándole a la foto,
preguntándole cosas. Si me vieras cuando entro a la sala grande, a Tu Sala, y
paso por ese cuadro tan lindo que te hicieron y lo miro, lo saludo, lo rozo
apenas en el marco y sigo (asumiendo tu permiso) adentro a trabajar. Si me
vieras te morías de risa.
Eso sí, no me he leído Tercer Timbre completo.
Noooo Mono, no soy capaz, leo dos páginas y esta lloradera no me deja. Me da un
desespero como de no poder respirar, y luego las lágrimas estas que empiezan a
poner borroso todo.
Pero te he escrito un par de cosas, las que he
podido, las que he sentido "dignas" de vos.
¿Y sabés qué? Siento que te hablo como un
niño, como que no me acuerdo que estoy escribiendo algo que irán, tal vez, a
leer. Y es que sí, soy un niño emocionado cuando hablo de vos, Mono, porque ni
siquiera puedo decir tu nombre sin que me de esa cosa en la voz.
También te burlarías de mi si estuvieras
viéndome.
Chillando y escribiendo.
Chillando y escribiendo.
Un año, Mono. Un año, DonRo. Y saber que
apenas es el primero.
Ya te seguiré escribiendo otro día, ahora no
puedo más, de verdad lo siento pero no me deja esta malparida tristeza.
Te Amo, DonRo. Te Extraño.
22/06/2015