lunes, 19 de agosto de 2013

Desórdenes Pendientes I

Hago caso omiso al cuerpo 
que, cansado, clama por reposo; 
me obligo a estar despierto 
y pasar el trago doloroso.

Me debo a mis letras, sí, 
pero no más que a mi verdad.

He desechado ideas y preparado narraciones, 
he dedicado mis últimos días a escribir en mi mente, 
he soportado dolores propios y ajenos. ¡Detente, 
maldita locura incitadora de arrebatadas pasiones!

No escribo porque necesite que me leas, no es así; 
escribo porque veo letras en otros ojos y quiero tratar de decirlas.. de entenderlas... y aún no puedo.

Es como intentar en prosa lo que rima en el alma, 
tratar de volver física la metafísica causa del dolor.
Es como combinar poesía y novela y ensayo y error 
en un mismo papel que no es papel si no "brillor"... 
Como esa vida que se va entre los dedos... alma... alma... 

Ay, desórdenes que alimentan y eliminan, 
¿cuántos corazones más necesitan romper?
¿serán capaces de ser cada vez más crueles? 

Cuerpote mío... tiene que haber en todo tú 
alguna señal, algún túnel y una pequeña luz, 
un perdido pedacito de alma (color muerto azul), 
un suspiro que se esconda entre todo tú.

Soy desespero disfrazado de sonrisas, 
soy egoísmo disfrazado de entendimiento, 
soy interés disfrazado de detalle, 
pero soy amor disfrazado de amor. 

Perdón... repetición necesaria... 
excusa insuficiente... pena diaria...
pasajera tranquilidad...
amarga quietud... 
lejanía infranqueable... 
palabrejas raras... 
desdoble cardíaco... 
más...
más...
mareo...

Detener. Descansar. Abrazar y Dormir.


19/08/2013