domingo, 7 de enero de 2018

Calentamiento Articular

Contaré un pequeño cuento 
con los poquitos recursos 
que me dejan esos cursos 
de poesía que invento. 
Si resulta un poco lento 
o si acaso no es muy bueno, 
les suplico yo que al menos 
no me juzguen con dureza, 
ni se piensen que es pereza. 
(Aunque yo sí me condeno). 

Es el caso de una niña 
con los ojos más mortales, 
unos ojos con cristales 
y tan dulces como piña. 
Como aves de rapiña 
te capturan esas joyas, 
te sostienen esas criollas 
pepitas de encantamiento, 
y te mueven más que el viento 
cuando el campo desenrolla. 

Son pequeños y agrisados 
los magníficos imanes, 
son embrujo de chamanes, 
son brebajes hechizados, 
son caminos tan pintados 
con colores de ladrillo... 
son paisajes con castillos, 
son los verdes de La Cocha, 
son una dulce melcocha 
que ni el mejor bocadillo.

Ya me empiezo a emocionar 
y sólo es con un recuerdo. 
La verdad yo no me acuerdo 
dónde es que pude encontrar 
lo que me hizo empezar 
esta historia hace un momento. 
Y tampoco me arrepiento 
aunque ahorita me asustó, 
y si a usted no le gustó 
pues qué vaina... lo lamento.

07/01/2018


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